miércoles, 6 de junio de 2007

Los Ensayos - El Proceso de Creación - La Dramaturgia

Antes de empezar a ensayar, teníamos algunos textos sueltos, muchas ideas e imágenes, y necesidad de plasmar en una obra de teatro todo lo que Antígona nos generaba. El hecho de compartir la dramaturgia y la dirección – hecho bastante arriesgado porque no son roles fáciles de compartir- fue la llave que permitió abrir muchas puertas.
Desde el comienzo de los ensayos tuvimos en claro que no queríamos trasmitir a los actores nuestra experiencia personal para no condicionarlos, sino que ellos mismos pudieran construir desde sus propias soledades la sensación de incomunicación, de aislamiento y de soledad. El desafío era lograr que los actores construyan los personajes y sus mundos tratando de que la historia de la tragedia no los condicione, y al mismo tiempo no perder la esencia misma de lo trágico de la historia. Lograr un punto intermedio entre la universalidad de la historia y la individualidad de sus propias biografías – y la de los directores y autores-.
Cómo transformar algo personal como la muerte en algo tan universal como la misma muerte. Porque Antígona es universal y a la vez particular. Y eso la transforma en una tragedia única y atemporal. Soledad, muerte, incomunicación son constantes que afectan a quien acepte vivir en este mundo.

Durante los primeros ensayos todavía no había ningún texto que nos guiara y los actores únicamente sabían qué rol interpretarían en la obra. Esta elección fue producto de una selección que realizamos los directores, a partir de los conocimientos que teníamos de los actores y del ‘physic du rol’.
Aparte de esto, lo único que sabían con certeza los actores era nuestro sentido de búsqueda de un "actor-creador", alejado del modelo de un "actor-intérprete". Creemos que el actor es un artista generador de sentido y no un mero intérprete reproductor del texto del autor con las marcaciones de movimiento del director. La obra se iría escribiendo a partir de lo experimentado en el tiempo ensayo y de lo propuesto por todo el grupo, a partir de nuestra concepción del trabajo y de algunas pautas. Nuestra idea era darle a los actores la posibilidad de experimentar, probar distintos caminos para la construcción de un personaje, y encontrar un lenguaje propio.
El primer objetivo de los ensayos fue crear el clima de la obra, o, mejor dicho, de la proto-obra. Llevarlos al punto de partida que nosotros queríamos. A través de ejercicios, de algunas pautas y de mucho trabajo el clima se creó sin demasiada dificultad. Y fueron ellos los nos fueron guiando como quien acompaña a un nene a comprar un dulce: agarrados de la mano nos hicieron crecer, nos dieron su voz, le prestaron su cuerpo a los personajes, nos mimaron, cumplieron algunos de nuestros caprichos, y por supuesto, rechazaron otros. Dejaron que las palabras y los diálogos que habían salido la mayoría de ellos mismos, fueran re-formados por una dramaturgia que intentaba captar la esencia de los diálogos, sabiendo que detrás de cada palabra había escondido algo, un estado agazapado, un silencio, una mirada. Y así los actores recibieron sus palabras manoseadas por nosotros y volvieron a descubrir sus propias frases.
En este ‘ida y vuelta’ de palabras, de sensaciones, horas de ensayo, de prueba y error, y también de muchas horas de computadora, fue surgiendo de entre la neblina familiar.
Fue un proceso intenso de aprendizaje, de construcción de vínculos y de personajes, de revelación de sentimientos, de descubrimiento, de caos, de no saber qué hacer con ese clima que se generaba en los ensayos, de cómo capitalizarlo en algo que pueda repetirse en sucesivas veces. Cómo lograr que el público pueda percibir aunque sea una milésima parte de todo lo que se vivía en los ensayos, de todo lo que se dijo, todo lo que se ocultó, de sus odios íntimos, exagerados, fingidos, de los silencios, los recuerdos.
El resultado obtenido es una obra que se vive, que se ve, pero no se explica. En familiar no hay conflicto dramático sino más bien relaciones conflictivas.
familiar insinúa más de lo que dice.
Entonces, se plantea la pregunta de qué pasaría si todos estos personajes se comunicaran.
familiar es una familia en apariencia normal, que esconde detrás relaciones perversas, odios indecibles, amores incestuosos. La dificultad de comunicarse incluso con quienes comparten el día a día; la soledad que intentan torpemente compartir para no sentirse tan solos, el dolor penetrante, que son incapaces de poner en palabras, son temas universales que nos llegan y conviven con nosotros constantemente.
familiar no es una versión, ni una adaptación de Antígona. Es nuestra forma de sentir la soledad y el dolor que genera la muerte. Por eso no hay ni reyes, ni princesas, ni reinos. Tampoco hay nombres. Solo hay relaciones familiares, muertes, desencuentros y soledades. Que no es poco.
familiar transcurre en una casa por la que sus habitantes circulan, viven, sienten, se ocultan. Y nos cuentan con sus acciones qué sienten, qué desean, qué no se pueden decir. Mientras trascurre la obra, el espectador espía y vive “desde adentro” los momentos compartidos por esta trágica familia, construye los vínculos viendo en acción a los personajes y sus actitudes frente a las situaciones cotidianas. Es a partir de las acciones que se construyen los personajes, no hay una deconstrucción psicológica de los mismos. El espectador puede rastrear rasgos de las distintas personalidades a partir de lo que los mismos personajes muestran, recuerdan, o dicen que recuerdan, esconden, olvidan y piensan en secreto de sus cómplices y enemigos que conviven en la misma casa.
Los personajes creen que se relacionan pero esconden un mundo que revelarán solo al espectador, que –omnisciente- todo lo ve y todo lo escucha. Y serán cómplices de cada uno de los mundos de estos seres. Que se esconden tras una máscara al igual que los actores. Que parecen irreconciliablemente distintos, pero en el fondo tienen los mismos miedos. Comparten la soledad aislados en la incomunicación que genera el dolor.
Demasiada información, quizás. De eso se trata también. Las cosas pasan y no tenemos tiempo de digerirlas. Y el entendimiento del espectador es siempre imprevisible y en eso radica la magia del teatro: ese instante en que alguien intenta trasmitir algo, y alguien intenta recibirlo, con resultados siempre inciertos y dispares.
Y al final, el sol sale, siempre. Y nació la obra, con sus dolencias, sus pies cansados, pero con la tez fresca y radiante, presta a salir al mundo a gritar con la garganta seca su silenciosa soledad.

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