La obra familiar propone una lucha cuerpo a cuerpo entre el actor, el espectador y el espacio. Es una obra concebida para un espacio en particular -una casa-. Las luces, los actores y la disposición de los espectadores fueron determinados ampliamente por el espacio.
Al comienzo del espectáculo el espectador recorre distintos ambientes de la casa. En su recorrido aparecerán fuentes, escaleras, patios con vida e historia propias. Se partió de los objetos reales que la casa proponía. Se los investigó hasta hacerlos carne. Cada actor propuso su historia y su vínculo con la casa. Y eso fue incorporado a la dramaturgia.
Lejos de una puesta en un teatro a la italiana, se investigó durante los 8 meses que duró el período de ensayos la relación entre los actores y la casa para descubrir el mundo narrativo que emergía de la dialéctica entre ambas partes.
Los espectadores se irán ubicando en sillas y sillones dispuestos en el perímetro del living-comedor de la casa, dejando sólo algunos ‘huecos’ que utilizarán los actores para entrar y salir del espacio. Las escenas trascurren en medio de los espectadores, ubicados en tres frentes. Esto permite distintas perspectivas de la obra según la ubicación del espectador.
En familiar el público no se encuentra ni contenido ni distanciado por telones, bambalinas, escenarios ni butacas lustrosas. Ellos son parte del espacio escénico. Habitan la casa tanto como los actores. Se sientan en su living, en su comedor, y caminan por sus pasillos. Escuchan lo que pasa detrás de las puertas permitiéndoles ser ellos mismos sus propios narradores, ya que también ocurren escenas en simultáneo que obligan a darle la espalda a una escena para poder ver otra.
miércoles, 6 de junio de 2007
El espacio escénico
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