martes, 22 de abril de 2008

Comentario de un espectador pintor

Familiar


Una Obra de Teatro, para denominarla de manera común y presentarla. Uno podría definir cuando compra un cuadro: éste puede ser decorativo o no decorativo… ¿Qué relación tiene esto con la obra de teatro?, pues uno se encuentra con que no fue a ver una obra de teatro, sino que a “comprado” una obra de arte que se llevará dentro; esto puede verse en los rostros de los que, inundados de emoción, movilización interna y sorpresa ante lo artístico con carnadura; “salen” de la obra… salen de la obra y no del lugar donde se ha expuesto.
Desde el inicio, los personajes son presentados con una delicada invitación ante lo que luego comprenderemos; nuestra propia alma y nuestras historias distintamente iguales para todos. Como una melodía, armada de espacios, silencios, corcheas e instrumento; cada personaje impone su propio sonido. Sobre un escenario al cual “Se Pertenece” y, en ese pentagrama, comienza una melodía bellísima. No hay abuso de recursos; los juegos de iluminación se mueven al compás ensamblándose a la historia y la temática, la escenografía transmite y genera el aire y el clima con el que uno se mimetiza sin escape alguno; las soberbias actuaciones, sentidas, no solo la representación del propio personaje que representa el actor, sino también lo que el compañero actor oyente transmite, en su mirada, la creencia interna absoluta de que esa persona es el personaje que representa, y no el compañero/a de trabajo artístico… El pentagrama sigue llenándose de acordes; los personajes enseñan su parte visible y, acompañado por la iluminación y el sonido, expresan abruptamente su confidencia, su YO interno, su alma. Uno esta ya dentro de la obra por completo, uno conoce lo que los personajes desconocen de los otros, lo que callan…Fui a ver una obra de teatro y me lleve una hermosa sinfonía. Actores, sonido, temática, elementos escenográficos, iluminación… en su sendero acompasado nos inician en un mundo, nos invitan a nuestras propias almas, con representaciones extremadamente sentidas… y nos guían en silencios, con momentos más o menos excitantes, luego calmos... nos recuestan sobre renglones torcidos para llevarnos a un final abierto, individual para cada espectador, pues nuestra alma se hace eco y se refleja en la obra. “Familiar”. Esta es la diferencia entre una Obra de teatro y una Obra de Arte.
En su entrada está la primer puerta que cruzamos. Dice entre otras cosas... “Hay buenos y malos. Culpables y negadores. Sin palabras el juicio comienza… y la lucha puede terminar en una guerra silenciosa que liquide sin piedad a los sobrevivientes del naufragio”…
Entre estas palabras cruzamos el umbral que nos llevará al mundo interior de una Obra y de nosotros mismos. Entre el buscar y el encontrar, reside la tentación de la vida humana… y la experiencia, a veces, es remplazada por el simulacro. “Familiar” no entrega certezas, nos hace encontrar similitudes, intrigas y preguntas nuevas. Una Obra de Arte en la que se compra una melodía fina. Mas que recomendable… obligatoria.-

Pablo Scioti

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